Al finalizar el pasado mundial Brasil 2014, luego de la final en la que perdimos frente a Alemania, se dieron una serie de festejos por las calles. El clásico festejo en el Obelisco, donde mucha gente se auto congrega para estar ahí, con banderas, gorros con los colores de argentina, trompetas, vino tinto y Fernet. Nada de agua. Como suele ocurrir estos festejos empiezan bien y terminan mal. Según se comenta cayo la barra brava de Chacarita, y alguna otra, y según se vi, rompieron todo. Seguido a esto, al día siguiente llegó la selección al país y los jugadores estaban invitados a asistir a un escenario armado en el Obelisco, justo frente a el sobre Diagonal Norte. Obviamente no iban a ir ahí después del quilombo del día anterior. Esto me llevo a imaginar un futuro con una ciudad derruida por la contaminación, cuasi tomada-abandonada, afectada por años de protestas, quizá alguna guerra civil intermedia, en fin, oscura y peligrosa. En ese futuro, la selección nacional perteneciente a una clase social alta y notablemente separada (como hoy para mas evidente) de nosotros (el resto), en un intento organizado por un gobierno que trabajaría desde las sombras (para evitar el asesinato y de sus miembros por parte de la sociedad arta) tiene encomendada como tarea final, luego de su regreso aun glorioso del mundial a pesar de la derrota en el ultimo partido, ir a ese Obelisco símbolo nacional a presentarse ante el país en persona como guerreros de honor e invencibles para todas las naciones futbolísticas, excepto Alemania. No es poca cosa. La cuestión es que en mi imagen de este futuro veía a todos los jugadores en un micro altamente blindado y capacitado para desplazarse por territorios llenos de obstáculos, como un tanque de guerra pero alargado y vidriado en el frente. Allí iban nuestros héroes, sentados en sus butacas, mirando hacia adelante por donde el chofer conducía y sorteaba y pisaba obstáculos entre las calles de la ciudad arruinada. Mascherano sentado en primera fila, diciéndole al chofer "dobla acá por Perón y acelera hasta 9 de julio que esta despejada", mientras el tanquemicro avanzaba a toda maquina vibrando y acomodando sus ruedas y amortiguadores los mas firmemente posible al suelo para trasladar a la selección hasta la zona tristemente segura lindante al Obelisco donde podrían salir y brindar su presencia al publico bajo un escudo electromagnético que los protegía hasta de los pájaros.
martes, 12 de agosto de 2014
La selección
Al finalizar el pasado mundial Brasil 2014, luego de la final en la que perdimos frente a Alemania, se dieron una serie de festejos por las calles. El clásico festejo en el Obelisco, donde mucha gente se auto congrega para estar ahí, con banderas, gorros con los colores de argentina, trompetas, vino tinto y Fernet. Nada de agua. Como suele ocurrir estos festejos empiezan bien y terminan mal. Según se comenta cayo la barra brava de Chacarita, y alguna otra, y según se vi, rompieron todo. Seguido a esto, al día siguiente llegó la selección al país y los jugadores estaban invitados a asistir a un escenario armado en el Obelisco, justo frente a el sobre Diagonal Norte. Obviamente no iban a ir ahí después del quilombo del día anterior. Esto me llevo a imaginar un futuro con una ciudad derruida por la contaminación, cuasi tomada-abandonada, afectada por años de protestas, quizá alguna guerra civil intermedia, en fin, oscura y peligrosa. En ese futuro, la selección nacional perteneciente a una clase social alta y notablemente separada (como hoy para mas evidente) de nosotros (el resto), en un intento organizado por un gobierno que trabajaría desde las sombras (para evitar el asesinato y de sus miembros por parte de la sociedad arta) tiene encomendada como tarea final, luego de su regreso aun glorioso del mundial a pesar de la derrota en el ultimo partido, ir a ese Obelisco símbolo nacional a presentarse ante el país en persona como guerreros de honor e invencibles para todas las naciones futbolísticas, excepto Alemania. No es poca cosa. La cuestión es que en mi imagen de este futuro veía a todos los jugadores en un micro altamente blindado y capacitado para desplazarse por territorios llenos de obstáculos, como un tanque de guerra pero alargado y vidriado en el frente. Allí iban nuestros héroes, sentados en sus butacas, mirando hacia adelante por donde el chofer conducía y sorteaba y pisaba obstáculos entre las calles de la ciudad arruinada. Mascherano sentado en primera fila, diciéndole al chofer "dobla acá por Perón y acelera hasta 9 de julio que esta despejada", mientras el tanquemicro avanzaba a toda maquina vibrando y acomodando sus ruedas y amortiguadores los mas firmemente posible al suelo para trasladar a la selección hasta la zona tristemente segura lindante al Obelisco donde podrían salir y brindar su presencia al publico bajo un escudo electromagnético que los protegía hasta de los pájaros.
lunes, 14 de julio de 2014
El día que la gente ya no quiera trabajar en una oficina I
Esto va para quienes trabajan en oficinas. Llegará un día en el que la gente este harta de trabajar para una empresa que no es la suya. Teniendo que cumplir horarios, realizar reclamos internos, ser controlado por jefes a los que consideran inútiles y tristes. La gente quiere dormir, disfrutar de su familia, de sus amigos, divertirse, hacer actividades que las entretengan, aprender, soñar y de última trabajar pero en cosas constructivas, pero no en una oficina. Todo el día esforzándote y esforzándote para por fin tener ganas de prestar atención y leer un puto mail que no te interesa, que no querés abrir, que no querés interpretar, que no querés responder. No paras de sorprenderte con tu capacidad de disiparte para no hacer cualquiera de las cosas que tenes que hacer en ese lugar horrible, recontra iluminado, recontra ruidoso con todo el mundo hablando, otros haciendo chistes patéticos y otros para quedar bien riéndose de esos chistes. Algún día mucha gente se hartará y no irá mas a trabajar a una oficina. Ya muchos lo estamos sintiendo y nos esta costando ir. Un día no serán tres los que faltan, por casualidad, y serán 12, y ese día los que no faltaron dirán, por envidia dirán "ahora mañana falto yo". Y lo harán. El tercer día habrá incertidumbre, y al cuarto día nadie ira a trabajar a una oficina. Algunos jefes y gerentes si lo harán, y dudaran, y no irán tampoco al día cuarto. Habrá un caos generalizado. Las redes sociales comentaran y pondrán de acuerdo a muchas mas personas en el mundo y las calles de los microcentros estarán repletas de dueños de locales de todo tipo en las puertas de esos locales mirando las veredas desiertas un jueves convencional.
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